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La naturaleza y nosotros. Somos uno

  • grodriguezwebsite
  • 27 dic 2020
  • 3 Min. de lectura

La sabiduría natural que abandonamos en pro del progreso es en realidad el último reducto de conocimiento que puede salvarnos. Tanto que aprender (o recordar) y tan poco tiempo…


Cada hoja resplandeciente, cada estrella en el firmamento, cada playa de arena blanca, cada neblina del bosque, cada claro en la selva, o cada insecto con su zumbido son sagrados. La savia que circula en los árboles porta las memorias de miles de años de evolución.


Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las delicadas flores, el venado, el águila majestuosa comparten el mismo universo, están hechos de los mismos elementos, de la misma energía. Las raíces de los mangles del estero, la migración de las aves, las olas del mar y el hombre, tan solo el ejemplo de un todo, porque todos somos uno.


Cada paso que damos nos llena de la energía de la madre tierra cuidémosla , en el reflejo de las aguas claras de los lagos habla los recuerdos de nuestra vida. Solo hay que mirarse al espejo del alma, ella te dirá quién eres y cuál es tu destino, el murmullo del agua es la voz de los ríos, ellos calman nuestra sed y dale el trato bondadoso que te darías a ti. Cuando puedas en algún lugar conecta con la naturaleza, donde pueda escucharse como se mueven las hojas de los árboles con el viento, ver abrir las corolas de las flores o como aletean las mariposas en primavera.



La vida agitada, parece alterar nuestros sentidos, y no somos conscientes de ello. ¿Y qué clase de vida es esa? cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario estridular de un grillo o el croar nocturno de las ranas, se ha perdido la posibilidad de observar las luciérnagas, escuchar el tamborileo del pájaro carpintero al golpear una corteza del árbol, o los graznidos de un bando de flamencos con un espléndido plumaje rosado.


Ahora prefiero el suave sonido del viento que acaricia el agua cristalina del cenote, las orquídeas de la selva humedecidas por el rocío de la mañana, con un suave perfume que trae el viento.


Conciencia, si todo desapareciera en la naturaleza el hombre moriría de soledad del espíritu. Porque todo lo negativo que ocurre a los animales, a los árboles, ríos, al mar, pronto habrá de ocurrir también al hombre. Todas las cosas están relacionadas entre sí. Porque somos uno.


Dice un pensamiento indio, “ la tierra no pertenece al hombre, sino el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella”. En esa interrelación estamos nosotros y es nuestro deber concientizar acerca de la protección y amor por la madre tierra.


No comprendemos que lo que hacemos a la naturaleza es nuestra propia muerte , que será cuando no haya más jaguar, venado, quetzal? cuando los recónditos rincones de la selva exhalen el olor a fuego y la vista esté empañada por el humo que no nos deja ver, cuando no haya más agua cristalina en los cenotes que cada día se contaminan más.



Soy optimista, hay mucho por hacer, pido al universo que el ser humano empiece a amar como se merece nuestro bello planeta, Quizás algún día volvamos a ver el esplendor, quizás aún no es demasiado tarde…


Gabi Roab

 
 
 

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